miércoles, 24 de marzo de 2010

365 más

Hoy es mi primer aniversario sin existencias, sin asistencia.

Sin insistencias, quizás un día vuelva, y comparta algo a la nada.

Ser buenos, bueno, sed.

martes, 24 de marzo de 2009

Bóvidos macilentos

Vacas flacas. Para todo dios.

En cuanto empieza a doblarse la realidad, empiezan las muescas, las grietas, y hasta que al final acaba jodiéndose. Pero esto mucho tiene que doblarse para que acabe cascando, por mis santos cojines de flores.

En el curro, mi puesto no peligra, que en estos momentos es de una consideración considerable, considerando la poca consideración que hay por el empleo de un tiempo a esta parte. Que se ha puesto todo el mundo loco, pero afortunadamente vivo de un negocio que no debe preocuarse en exceso. Porque es un negocio de puta madre. Con mi humilde labor diaria, excepto cuando estoy de semana libre, procuro que la pequeña corrupción de mi parte de Sistema se afiance y unos pocos se enrriquezcan a costa de la miseria de otros. A tope. Y por desgracia divina, tengo unos compañeros de trabajo que son unos trabajadores extraordinarios, y juntos cumplimos todos los objetivos a los que nuestra labor aspira. Haciendo que el negocio sea fiable, y rentable. Muy rentable.

En casa. Hay un fantasama enorme, feo, horroroso, que va a tener que ser exortizado. Es el fantasma de la presidencia de la comunidad. No Patxi Lópezasagoitibarretxe, que también es un fantasma pero de muchisímo menor poder, sino la presidencia de mi comunidad de vecinos. Lleva un año dando vueltas por casa, de la habita azul, a la esquina oscura del salón, y vuelta a la habita azul, con forma de caja de plástico trasparente con cuadernos y una caja de metal, que debe ser el oscuro corazón de ese ser infecto. Sus apariciones cada vez son más frecuentes, y poco a poco está haciéndose corpóreo. Va a ser una dura batalla, en la que no hay ayuda de los Cazafantasmas que valga.

Aparte de este bello panorama que se extiende ante mis ojos, aparte de perspicacias de la salud y de movimientos extra en las comunicaciones, la Confianza parece que empezará a acercarse paulatinamente. Mejor así a que se quede estancada en el cieno. Y en realidad esta parte es la más importante de todo. La poca luz que tintinea es la que hace olvidar el potente foco de la oscuridad.

El ermitañismo se está haciendo fuerte. En eso no hay duda. El circo y la noviolencia esperan pacientemnte a la hora en la que el ermitaño pase cerca de la entrada de su agujero para alumbrar los escenarios. En el barrio han puesto cámaras en una calle. 19 en una calle estrecha y corta.

Vacas Gordas. Bóvidos atocinados.

domingo, 8 de marzo de 2009

Dos mierdecillas

En mi casa somos varios seres vivos. Unas pocas plantas, con una mortalidad por encima de lo deseable, cuatro animales autorizados a vivir aquí, y algunos animales que no están autorizados, pero que de vez en cunado se pasean por la zona.
De los cuatro invitados, dos somos humanos, y dos son gatos. La entrada de hoy es para ellos. Son una gata y un gato, hermanos de la misma camada, crías de una gata que se llama Piruleta, de un baserri de Meñaka Barrena.

Caminaba un día por la calle cuando vi un papel escrito a boli y rotu negro que decía "Se regalan gatos" y un número de móvil. Llamé porque por esos días estábamos pensando en conseguir un gato, con la intención de acabar con la ruta de comercío roedor en la que se había convertido la casa. Resultó que era una chavala de unos 16 años, que tenía cinco gatitos en el baserri y que su padre había amenazado con expulsarlos metidos en una bolsa.

Estuvimos en la cocina de aquel baserri, mientras cinco bolas de pelo cada una de un color seguían a su madre, preocupada en conseguir hacerse con un poco del pollo que estaban preparando para comer en la mesa. No tardamos ni cinco minutos en decidir que serían esas dos mierdecillas que se habían atrevido a acercarse a nosotros las elegidas. Una mierdecilla negra y otra blanca con antifaz negro con una mancha negra con forma de flor en mitad del lomo.

Se metieron en una caja de cartón sin tapa y con una toalla sin que nadie les cogiera. Estaba claro, esas dos criaturillas sabían que quedarse en aquel baserri iba ser su ruina, e iban a coger el primer tren que pasara, y éramos nosotros.

Así de esta manera llegaron a casa estos dos seres, gata y gato, que se llaman Rita y Jeibor. Si veo que me animo en algún otro día contaré alguna experiencia de la convivencia con estos dos singulares especímenes del Universo Gatuno.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El mío es de cartón-piedra

No lo entiendo muy bien, y para eso está, por eso es uno de los mayores misterios del mundo. Pero es que lo que me preocupa a mi es el no entender al mío propio.

La mayor parte del tiempo va a mil revoluciones por minuto, pero de repente es capaz de detenerse hasta casi parcer muerto. Puede sacar retazos de mi niñez como no saber que ha comido hoy. Lo mismo le da entre eso y lo otro, que no se moverá de sus posicionamientos, y a la vez le da todo igual.

Sabe lo que es bueno, sabe lo que es malo y hace lo que le da la gana. Impredecible como una bofetada en unos momentos, y ver por dónde viene en otros muchos. Profundo hasta la solemnidad, y superficial de revista adolescente.

Me lleva a los detalles de las acciones más insignficantes, y a trompicones en los momentos cruciales. Es increíbles para ver lo que otros no ven, y sumamente ciego con lo que a los otros les deslumbra.

Es absorvente como el cartón, e inexpugnable como la piedra.

¿Cómo guarda todo lo que sabe?

viernes, 7 de noviembre de 2008

Felicidad

Camino. Todo a mi alrededor se mueve rápido, pero yo consigo mantenerme a un ritmo pausado. La moto de la cerrajería, la señora que va hacia el bús, el del tupé y bigote va con las cejas arqueadas, dando como paladas de aire con sus manos, para darse impulso. Atravieso el puente lentamente, disfrutando de cada paso, casi sintiendo la suela de la zapatilla posándose sobre la típica fría loseta con florecillas, una vez tras otra. Y me veo en una foto en la que sólo sale nítida mi figura, y la escena distorsionada por el movimiento. Y sonrío.

Es lunes de semana libre.

lunes, 27 de octubre de 2008

Afortunado

Creo que hoy estoy metafísico.

Acabo de pasar un fin de semana inolvidable con la Dat. Lleno de risas, descojonos, aliens, ron, esbirros, y cerveza sin alcohol.

Pero lo mejor es que ha habido convivencia. Hemos estado en un mismo espacio físico. Y ha habido roces, y rozamientos, que hacía mucho que no había. Pero esto es positivo, porque sin esta convivencia las relaciones se desvirtúan. Antes teníamos un espacio común en el que nos juntábamos, nos conocíamos y nos cocíamos, y en donde escapábamos de casa los viejos. Este espacio ya no existe, pero afortunadamente sabemos hacer nuevos. Y este fin de semana ha sido uno de los excelentes.

Es cuando estoy metido en esa vorágine diurna, en la que todo va despacito, tanto que parece que el tiempo se está deteniendo, observo a la gente de mi alrededor, a la Dat y veo que estamos evolucionando, cada uno por su lado, tanto vital como mental y sentimentalmente, y me congratulo porque aún podemos mantener la relación. Ya no somos los mismos que se juntaban en aquel espacio lejos de autoridades, la vida avanza, y la Dat también, y por ahora parece que de una forma aceptada por todos los integrantes, con los máses y los menos de cada cual.

En otros ámbitos de mi vida como el trabajo, y en general la gente con la que me cruzo con cierta periodicidad, ignoro cómo serán los amigos de esas personas, pero algo me dice que no son cómo los que yo tengo. Será por cómo me siento de afortunado cuando estoy con ellos.

jueves, 28 de agosto de 2008

7 meses pasan volando

De narices ante la recta final del año y sin apenas darnos cuenta. Y han pasado muchas cosas pequeñas, pero a grandes rasgos se desdibujan, y la vida parece que no cambia.

No nos damos cuenta de las pequeñas cosas de cada día, que le dan un poco de color a la rutina, y cuando miramos atrás parece que todo sigue igual. Y resulta que no es así.

Mi primer semestre de año ha sido un poco nefasto. A nivel personal-afectivo las cosas no han ido bien, y hemos tenido que atravesar un bache profundo del cual aún no hemos salido, pero por lo menos hemos empezado la escalada hacia afuera del agujero con constancia.

A nivel profesional otra hostia. Y tendré que ir acostumbrándome, porque parece que en esta mierda sólo te tratan a collejas, sino, no te tratan. Lo que pasa es que las primeras veces duele más porque no hay costra que te proteja. Pero a todo hay que sacarle su lado positivo, han sido unos meses de trabajo muy buenos, con grandes compañeros, pero con poco enrriquecimiento profesional; ahora, y después de un par de cambios que han costado tragar quizás el crecimiento profesional exista. Por lo menos los compañeros siguen mereciendo la pena.

A nivel casero, estamos en fase meseta. Ya dejamos de ascender, y nos mantenemos. Siguen habiendo cosas que hacer, y las haremos, pero ya veremos cuando. Otro verano se acaba y volverán las goteras (esperemos que no). En sección Bricomanía necesito alguna clase extra. Las cosas de mi casa se caen: los cuadros, las cortinas, y la lampara de la cocina, una preciosa lampara redonda de cristal naranja que una mañana decidió descolgarse del techo y partirse en dos docenas de pedazos. Una pena, pero menos mal que no andábamos por ahí.

A nivel desobediente, he estado muy desmotivado. Influenciado por mis problemas afectivos y laborales me he descolgado por unos meses de las asambleas, y de la preparación de la Aste Nagusia. Espero volver pronto. Creo que mi mente y mi cuerpo necesitan verse involucrados en alguna experiencia antimilitarista.

A nivel circense y payasil. Cero pelotero. Y cuanto más tiempo pase más difícil será. Y ya va para dos años sin lanzar una bola, sin ponerme la nariz, sin subir a un escenario... Tan sólo veo videos en internet. La espinita sigue haciendo mella, pero el cuerpo no la rechaza.

A nivel amistades, amigos... quizás se merezcan una entrada entera para ellos solos. Creo que será la siguiente, en otros 7 meses... No creo, pero no me comprometo.

Nada más. Nos vemos entre ceros y unos.